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lunes, 8 de agosto de 2011

RUTA DEL AGUA 2011


Ruta del agua 2011

Un año más acudí a la cita con los Caimanes de Betanzos y su estupenda ruta que transcurre por los montes que rodean Betanzos

Todos los años me coincide con la vuelta de un viaje, lo que me impide llegar en óptimas concisiones. Hace tras años me operaron la rodilla derecha para recortar los meniscos dañados por unos cristales de ácido úrico y un quiste parameniscal. Desde entonces, el único ejercicio que me va bien es pedalear, ya que si camino -de correr ya ni hablamos- durante largo rato a ritmo alto la rodilla se inflama, aparece un dolor cortante y empiezo a cojear. Este año recorrí parte de Baviera y Baden- urtenberg, y ya se sabe que las especialidades culinarias (cerveza, codillo, salchichas…) de la zona no son las idóneas para cuidar unas articulaciones defectuosas.

El sábado por la tarde, tras llegar a Ourense, preparé el coche y monté la bici, tras repasar el sellado de las ruedas sin cámara,  comprobar el engrase de la cadena, pastillas y discos de freno, cambios… Todo OK. Madrugón el domingo para llegar con calma y tener margen de maniobra y retirar el dorsal, el número 2 y personalizado con mi nick en los foros: 

Cuando ya estoy acabando de montar la bici, llega Luis, acabamos de montar y nos dirigimos a la salida. Allí coincidimos con Sr_Carter, que ha venido desde San Sebastián, Marchang, de Valladolid, Taxidriver y Santajuliana, éstos a bordo de su impresionante tándem Ventana de doble suspensión y ruedas de 29 pulgadas:


Arrancamos los últimos y vamos serpenteando por las calles de Betanzos, en un recorrido diseñado para que el pelotón se estire y evitar los embotellamientos en las primeras rampas, donde las diferencias de ritmo se hacen patentes. Me subo a la acera y empiezo a adelantar a ciclistas. Parada para saludar a Rikiriki, liado con la organización, y de nuevo a pedalear. Voy tirando, Luisdelugo se reúne conmigo y llegamos por fin a los senderos. Nuevo atasco en uno de ellos y me meto por la "parte sucia de la pista", adelantando a bastante gente. A partir de ahí, alcanzo a pequeños grupos que voy rebasando, lo que me permite ir a mi ritmo y disfrutar de la marcha que transcurre por unos senderos muy chulos. 
En un cruce un grupo de ciclistas atienden a un accidentado, con una posible rotura de clavícula; sus compañeros han avisado a la organización y la ambulancia ya está en camino.




Cruzo el río sobre la bici, no hace demasiado frío y los calcetines se encargan de ir expulsando la humedad. Cuando llego a la zona de bajada entre paredes de tierra, mi favorita, oigo un siseo en la rueda delantera, una Spec The Captain reparada (la quemé con una bombilla en el garaje) y pierde líquido y presión por el parche despegado. No logro que selle, así que desmonto la cubierta y la vilvula, deshecho el látex y monto cámara. En eso aparece Luisdelugo ( quién comenta que siempre que pedaleamos juntos acabo teniendo avería en las ruedas, ¿ serás un poco gafe? Jeje), me echa una mano y rápidamente nos reincorporamos a la marcha.



A partir de aquí, empieza mi calvario: a los pocos kilómetros me quedo sin freno trasero y más tarde, el delantero pierde toda la potencia, funciona lo justo para reducir la velocidad pero no para pararme totalmente. La rodilla, tras más de una semana sin pedalear y caminando, bebiendo cerveza y comiendo más carne de lo habitual en mí, se rebela y cuando la fuerzo en las subidas aparece un dolor cortante. Con ese panorama, subir el Gato es una tortura, un rato a pie y otro andando, tengo que desmontar y no puedo recuperar en las bajadas, ya que me he quedado sin frenos. Le digo a Luis que vaya a su ritmo, que con calma acabaré la ruta, pero insiste en quedarse conmigo, y yo se lo agradezco porque estoy totalmente perdido. Tras el último avituallamiento - qué frío allá en lo alto y con la lluvia, tomamos un desvío hacia la N-VI. Para mi alegría, Luis había estado con los Caimanes marcando la ruta y conocía el atajo, así que nos libramos de las últimas rampas al lado del río antes de entrar en Betanzos. 

Ya ni pasamos bajo el arco, total nos habíamos comido parte del recorrido y no completamos la ruta, pero aún así registré 70 kilómetros de ruta y un desnivel acumulado de 2000 metros, 5 kilómetros y 300 metros menos de lo previsto. 

Ducha merecida y a comer los riquísimos callos (ideales para mi rodilla), charlar con los amigos y vuelta a casa. Esa noche dormí como un tronco, entre el cansancio del viaje y de la ruta, casi cierro los ojos antes de tocar la almohada.

Es el tercer año que voy, cada vez recorro más kilómetros aunque no complete las rutas que me propongo con soltura por diversos motivos, así que el año que viene intentaré asistir al 100% para disfrutar plenamente de una ruta cuya organización raya la perfección.


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